- El presidente de EE UU viaja a Luisiana para inspeccionar los daños producidos por el vertido de crudo.
- Dice que el vertido es "un asalto a nuestras costas y a la población".
- Por ahora se desconoce si han funcionado los últimos intentos de BP, responsable del vertido, para sellar el pozo.
- El impacto económico puede ser de 4.300 millones de dólares.
Obama visitó la costa de Luisiana para inspeccionar los daños causados por el vertido, que se ha convertido ya en el peor de la historia del país.
Tras reunirse con los responsables de la lucha contra el crudo, el mandatario anunció que ha ordenado que se triplique el personal federal que combate la marea negra, que hasta ahora estaba formado por 20.000 personas.
"Ustedes no están solos y no vamos a dejarles atrás. Vamos a resolver esto y no cejaremos hasta que el problema haya acabado. Esa es mi promesa a ustedes en nombre de esta nación, una promesa que vamos a cumplir", subrayó Obama, quien, como había declarado el jueves, dijo que "como presidente, el responsable final soy yo".
Entre tanto, se desconoce aún si han surtido efecto los últimos intentos de BP por taponar el pozo mediante una inyección de lodo pesado.
Llamamiento a la calma
Obama intentó hacer un llamamiento a la calma al asegurar que "si esa operación no tiene éxito, contamos con un equipo, encabezado por nuestro secretario de Energía y Premio Nobel, Steve Chu, que sopesa todas las alternativas".
En su segunda visita en tres semanas a Luisiana, Obama sobrevoló la zona afectada, recorrió una de las playas contaminadas y mantuvo una reunión informativa con el responsable que coordina la lucha contra la marea negra, el almirante Thad Allen. El presidente visitó, junto a Allen y la presidenta del condado, Charlotte Randoplh, la playa de Fourchon Beach.
Allí pudo comprobar cómo el acceso al mar estaba bloqueado por una cinta amarilla con la palabra "peligro" y la orilla, cubierta con flotadores absorbentes para recoger el petróleo. En camisa blanca y arremangado, el presidente se inclinó sobre la arena para recoger pequeñas bolas de alquitrán.
Mientras Obama visitaba la región, la empresa responsable del vertido, British Petroleum, continúa los trabajos para intentar detener el flujo de crudo. El consejero delegado de BP, Tony Hayward, dijo este viernes que se tardará aún dos días en saber si funciona la inyección de lodo pesado para sellar el pozo.
El impacto económico del derrame podría ascender a 4.300 millones de dólares, de los que el 93,6% serían pérdidas en el turismo en los estados de Florida, Alabama, Misisipi y Luisiana, según un informe elaborado por el BBVA Compass, entidad financiera implantada en el sur de EE UU y filial del grupo español BBVA.