Durante los últimos 8, 9 y 10 de julio se llevó a cabo en la ciudad de L'Aquila, centro de Italia, la reunión anual del G8, grupo de los países más industrializados del mundo.
Uno de los principales ejes de esta reunión era la discusión sobre la necesidad de reducir las emisiones de carbono a la atmósfera, principales causantes del calentamiento global. Y como era esperado, se acordaron metas: que los países del G8 deben reducir el 80% de sus emisiones con respecto a los niveles de 1990 para 2050, y que el mundo debería bajar sus emisiones al menos en un 50% con respecto a los mismos niveles.
Esto debería evitar que la temperatura global no aumente más de 2ºC en comparación con los niveles pre-industriales, cifra que la comunidad científica ha acordado que es lo máximo que el mundo puede "calentarse" sin que se produzcan cambios radicales en el planeta.