Las personas con «cara de niño» viven más que aquellas que aparentan tener más edad de la que ya tienen, según se desprende de un estudio realizado por científicos daneses, a través del cual se percibe que la apariencia puede determinar la longevidad de una persona. Algunos famosos mantienen, pese a no encontrarse ya en plena juventud, un aspecto que no responde a su edad. Un ejemplo puede ser el nadador David Meca, de 35 años.