El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, expresó hoy su pesar por las muertes y la destrucción que causó el terremoto registrado en la provincia occidental china de Qinghai, que dejó al menos 400 fallecidos y unos diez mil heridos.
El portavoz del organismo mundial, Martin Nesirky, dijo que Ban "toma nota de los esfuerzos que lleva a cabo el Gobierno de China para evaluar la situación y ayudar a los damnificados".
"Naciones Unidas ha manifestado su disposición a proporcionar ayuda si así lo solicita el Gobierno de China", agregó.
El terremoto, de 7,1 grados en la escala de Richter, derribó casas, templos, gasolineras y postes eléctricos, y provocó deslizamientos de tierra, así como cuantiosos daños en carreteras y cortes en los suministros eléctricos.
En la ciudad de Jiegu (Gyegu en tibetano), una de las zonas más afectadas por el sismo, con una población de 100.000 personas y donde se encuentra el Gobierno del distrito, el 85 por ciento de las viviendas quedaron destruidas, según el servicio provincial de emergencias de la zona.
La prensa china informó que han tenido lugar al menos 18 réplicas, la más fuerte de 6,3 grados de magnitud una hora y 36 minutos después del principal sismo.