Romper con la rutina

La rutina y la monotonía son los enemigos de muchas parejas. Aprende a romper las cadenas que te impiden ser plenamente feliz con tu media naranja

Rutina, monotonía, o aburrimiento, son palabras muy utilizadas por las parejas que ya tienen un largo recorrido. Éstas palabras pueden definir nuestra vida sexual. Es lógico, ya que si siempre hacemos lo mismo, con la misma persona y en las mismas circunstancias. Un ejemplo, imagínate comer siempre lo mismo, en el mismo restaurante durante años, por mucho que te guste, puede que acabe convirtiéndose en algo desagradable....


Nuestra vida actual nos acerca a la rutina y la monotonía de una manera muy rápida. Nos falta tiempo, estamos cansados, nuestras obligaciones cada vez son mayores y esto hace que todo lo que nos resulta placentero lo dejamos para momentos más propicios.

Algunas personas buscan soluciones en cuestiones externas; de hecho los más utilizados son: buscar alicientes fuera de la pareja encontrando a otra persona que nos haga sentir sensaciones nuevas (Pero no pensamos que más tarde o más temprano esta nueva relación también puede caer en la monotonía). Últimamente se ha puesto de moda el intercambio de pareja; puede resultar estimulante, morboso e incluso divertido pero, en algunas ocasiones, pasa facturas importantes si no se plantea desde la decisión clara de los dos miembros de la pareja o no hay una concordancia entre lo que pensamos y lo que sentimos; debemos saber cómo es nuestra pareja y como podemos llegar a sentirnos.

Otras personas buscan resolver la situación a través de sí mismos con la complicidad de sus parejas. La imaginación, el juego, las fantasías, perder el miedo y la vergüenza, atreviéndose a probar cosas distintas, conocer y conocerse mejor en todos los niveles, pueden ser soluciones muy válidas y que acostumbran a unir más a una buena pareja.

Las claves acostumbran a ser:

Dejar de lado el miedo, ya sea al ridículo, a un no como respuesta, o a ser malinterpretado/a.

Dejar atrás la idea de que el otro debe ser el que proponga las reglas y estar siempre a la expectativa.
Dejar atrás, todos aquellos pensamientos que nos dejen inamovibles.

Saber que tenemos un problema es un primer paso pero, el más importante es buscar las soluciones que nos resuelvan esa situación. Si el cerebro es nuestro órgano sexual más potente, no es muy descabellado pensar que en nuestro pensamiento está la mejor solución.

Cosas que no debes hacer nunca

- Creer que el otro puede pensar mal de ti.

- Centrarte, exclusivamente, en el problema. Mejor busca soluciones.

- No confiar en ti misma, ni en tu imaginación.

- Avergonzarte de tus propios deseos y fantasías.

- Tener miedo a proponer cosas nuevas.

- Tener miedo a exponer tus propias necesidades.

- Creer que una relación sexual aburrida es un indicativo de la estima que hay entre los dos.

- Forzar al otro ha hacer algo que no desea.

Cosas que puedes hacer

- Busca en tu interior: qué te gustaría hacer, y que te hicieran.

- Crea tus propias fantasías sexuales.

- Explícale cuales son tus deseos, y qué cambios deseas.

- Habla de sexo con la mayor naturalidad del mundo, piensa que forma parte de ti.

- Busca tu propia sensualidad, en tu romanticismo y en el erotismo.

- Consulta literatura, videografía, cómics, ... todo aquello que pueda ayudar a crecer tu imaginación.

- Propón, pero no obligues. Acepta también otras sugerencias.

- Experimenta y aprende. No todo sale a la primera.