El presidente francés, Nicolas Sarkozy, admitió ayer que Francia cometió “graves errores políticos” durante el genocidio de 1994 en Ruanda, en el que, según distintas fuentes fueron asesinadas entre 800,000 y un millón de personas, aunque no se disculpó por el papel del gobierno galo.
Sarkozy llegó ayer a Ruanda para entrevistarse con su colega ruandés, Paul Kagame, y cerrar 16 años de tensión en las relaciones entre París y Kigali, plagados de mutuas acusaciones en relación con el genocidio.
Durante su corta visita a la capital ruandesa, la primera realizada por un jefe de Estado galo desde las matanzas, Sarkozy reconoció que la “Operación Turquesa”, misión militar francesa que debía proteger y velar por la seguridad de desplazados, refugiados y civiles en peligro durante el genocidio de Ruanda, “fue muy poco y llegó demasiado tarde”.
Nuevas relaciones Francia y Ruanda reanudaron sus relaciones diplomáticas a finales de 2009 tras una ruptura de tres años después de que París acusara a Kagame y nueve funcionarios de su gobierno de haber derribado el 6 de abril de 1994 el avión del ex presidente ruandés Juvenal Habyarimana, lo cual desató las matanzas de tutsis y miembros moderados de la etnia hutu.
Kagame rechazó tajantemente las aseveraciones de las autoridades francesas, a las que acusó, por su parte, de haber pertrechado, dado entrenamiento militar y encubierto a los mentores de las matanzas, muchos de los cuales se exiliaron en Francia tras el genocidio. “Hubo un grave error de criterio, una especie de ceguera que no nos permitió anticipar el plan genocida”, dijo Sarkozy durante una conferencia de prensa conjunta.