Una fuerte tormenta invernal se cernía el viernes sobre diversas regiones del nordeste de Estados Unidos, donde el gobierno federal ordenó el cierre de sus oficinas ante los pronósticos de que el temporal dejará 60 centímetros (dos pies) de nieve en la capital.
Las aerolíneas cancelaron sus vuelos y las escuelas cerraron ante los pronósticos de una severa nevada húmeda en una zona que se extiende desde Virginia y Virginia Occidental hasta Maryland, Nueva Jersey y Pensilvania.
Los residentes de Washington se apuraban para abastecerse de leche, pan y palas para nieve ante la tormenta que cruzará la región y durará hasta el sábado. El gobierno federal, el mayor empleador en la zona, ordenó a los empleados que se tomen el viernes como día libre y que adelanten cuatro horas el cierre de las oficinas.
“Quienes puedan trabajar desde su casa que lo hagan”, dijo la portavoz del Departamento de Transporte de Virginia, Joan Morris.
Las autoridades estatales desplegaron en la región miles de camiones de carga, trabajadores y cientos de toneladas de sal para derramar sobre la nieve e impedir las patinadas.
El Servicio Meterorológico Nacional pronosticó acumulaciones de 45 a 62 centímetros (de 18 a 28 pulgadas) de nieve desde Baltimore al norte de Virginia y partes de Virginia Occidental.
Las alertas sobre ventiscas entraron en vigencia desde la tarde del viernes y durarán hasta la noche del sábado en la mayor parte de Delaware y el sur de Nueva Jersey, donde los pronósticos incluyen ventarrones y nieve con viento.
Pronóstico Según el pronóstico del clima, la tormenta dejará 30 centímetros (un pie) de nieve en Filadelfia y entre 15 y 30 centímetros (entre seis y 12 pulgadas) en la región de Pittsburgh.
El Servicio Meterológico alertado que los viajes serían “muy peligrosos o casi imposible de realizarse” la noche del viernes por la combinación de una severa nevada con fuertes vientos.
Si se cumplen las previsiones, será una de las diez tormentas más poderosas desde que se mantienen los registros en Washington. La mayor acumulación ocurrió en enero de 1922, cuando la capital fue enterrada bajo 0,7 metros de nieve.
Los primeros copos llegaron a Virginia en torno de las 09:00 hora local, pero la carga más pesada de nieve se esperaba más tarde.